Resulta que la cruceta, que es la pieza central que sirve para unir la pantalla con el pié de una lámpara, se rompió haciendo que cayera la pantalla de vidrio emplomado y por ello se habían roto varias piezas de vidrio. Cada restauración es una sorpresa, pero estoy muy acostumbrada a que sea el cobre o el plomo lo que se deteriore con el paso del tiempo, pero una cruceta rota (partida por la mitad, de echo) no me había encontrado nunca.
Pese a la altura del pié de la lámpara, los vídrios sólo se habían agrietado, así que eso lo hemos solucionado dándoles una capa de resina para evitar que la rotura vaya a mas y para que sean agradables al tacto y no corten.
Ya puestos en faena y con el soldador bien caliente, le dimos un repaso al canto superior de la lámpara porque estaba un poco escaso de plomo y feucho, así que le dimos una capa más gruesa de soldadura intentando disimular un poco las irregularidades.
Como se puede apreciar en las fotos anteriores, también le hemos metido un refuerzo extra a la cruceta para que un accidente así nunca vuelva a pasar.
Y con todo esto hemos logrado que la lámpara vuelva a lucir así de hermosa.